lunes, 5 de noviembre de 2012

Hubiera

hubiera olvidado el cansancio de mis piernas
hubiera ido a muchos más lugares en el sur
hubiera dejado de llorar en noches oscuras
hubiera fotografiado la verdad al final de la calle
hubiera puesto colores a tus penas
hubiera dicho que todo pasa y nada queda
hubiera escrito cuanto me afectan las palabras
hubiera convertido todo en música
hubiera quedado dormido sobre la arena
hubiera pensado en nada del pasado
hubiera pensado en todo el presente
hubiera pensado en lo mucho del futuro
hubiera buscado de amigo al silencio
hubiera querido sólo un abrazo y un beso
hubiera querido el sol de la cordillera
hubiera querido volver de cero
hubiera querido a veces ser yo quien dijera



viernes, 29 de junio de 2012

Caminos

Los letreros de las calles ahora van
sólo apuntando hacia si mismos
desde el día en que no pudiste volver a partir
como el triste final de alguna nube
sin embargo mi intención no era sólo resistir
sin haberme pagado ni siquiera con un verso
yéndome a casa sin rencores entre manos
solo con la sonrisa debajo de una flor
sintiendo como si fuera la última vez
y mirarte como si nunca te hubieses ido
tan sólo para volver a ser aquel señor
que le gustaba desorientarse en algún lugar
y empezar cada vez más perdido
siguiendo letreros que ya no tenían nombres
te recuerdo así, nunca culpándonos de algo
aunque los dos siguiéramos distinto camino

jueves, 15 de marzo de 2012

soneto XLV

No estés lejos de mí un solo día, porque cómo,
porque, no sé decirlo, es largo el día,
y te estaré esperando como en las estaciones
cuando en alguna parte se durmieron los trenes.
No te vayas por una hora porque entonces
en esa hora se juntan las gotas del desvelo
y tal vez todo el humo que anda buscando casa
venga a matar aún mi corazón perdido.
Ay que no se quebrante tu silueta en la arena,
ay que no vuelen tus párpados en la ausencia:
no te vayas por un minuto, bienamada,
porque en ese minuto te habrás ido tan lejos
que yo cruzaré toda la tierra preguntando
si volverás o si me dejarás muriendo.

Neruda

domingo, 11 de marzo de 2012

Naufragar

Suenan las campanas en el puerto
zarpan los veleros hacia el mar
los espera un rumbo que es incierto
viento calma sol o tempestad

Suenan las campanas en el puerto
rondan las gaviotas sin parar
van siguiendo barcos que se alejan
que se alejan y no vuelven más

Yo también me alejo de esas tierras
yo también aprendo a naufragar
yo tampoco sé lo que me espera
yo tampoco tengo adonde llegar