" a la verdad al árbol de la miel, y pasó el tiempo sin que yo supiera, si quedó de los años malheridos, solo su resplandor de inteligencia "
la suavidad de la que acompañó, la dura habitación de mis dolores
porque a juzgar por lo que yo recuerdo
donde las sietes balas se clavaron en mi buscando sangre
y me brotó del corazón la ausencia allí"
sopla el viento y tu risa se ha quedado dormida, tus manos y tus ojos desterrados del reino del tiempo se quedan ahora solas de espaldas al mar. Atados a tu imaginación la eterna pregunta que brota del interior, es la perpetua soledad del pescador.
Lejos entre el mar y el corazón, las raíces de tus pensamientos nublan mis recuerdos y se llueven como espadas en el fuego.
Así la soledad llegó con la lluvia desde muy lejos y allá en el último rincón donde se encuentra el alma se escuchan luciérnagas en la oscuridad. Barcos que viajan entre la lluvia y la madera remando a veces entre la luz, a veces entre la tristeza.
Desde los cerros las personas son faroles en la noche y en sus penas se ven los ascensores alumbrando con el reflejo de la noche.
Después en las mañanas miras hacia atrás y las huellas que encuentras en tus ojos no son mas que los espejos de alguna ilusión que gritaban tener lugar en el momento preciso, ni más pasado ni menos presente, donde el corazón se quema junto al sol..
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